top of page
Buscar

🍃 Cerrar ciclos: un acto de valentía y libertad

ree

🌱 El vértigo de soltar

Cerrar ciclos nunca es fácil. Todos hemos sentido ese nudo en la garganta al pensar en dejar atrás algo que fue importante: una relación, un trabajo, una etapa que nos definió. La sola idea de soltar genera vértigo, porque lo desconocido suele dar miedo.

Nuestro cerebro busca seguridad: prefiere lo familiar, incluso si duele, antes que enfrentarse a lo incierto. Pero nuestra esencia —eso que algunos llaman alma, corazón o conciencia— no se conforma con permanecer en lo que ya está marchito. En lo profundo, sabemos que necesitamos avanzar, que la vida se mueve en constante transformación, y que aferrarnos solo prolonga el sufrimiento.


🌿 Cerrar no es fracasar

Una de las creencias más limitantes es pensar que cerrar un ciclo es sinónimo de fracaso. Como si decir adiós fuera reconocer que no pudimos. Y no es así. Cerrar un ciclo es, en realidad, un acto de madurez y autocuidado.

Significa reconocer que esa experiencia cumplió su propósito, que nos dejó aprendizajes, que nos mostró algo sobre nosotros mismos, y que ahora ya no necesitamos sostenerla. No se trata de borrar ni de negar, sino de honrar lo vivido y soltar con gratitud.


🌑 El miedo a soltar

Aunque muchas veces intuimos que un ciclo ya terminó, el miedo a la incertidumbre puede ser más fuerte que la claridad. Nos quedamos en lugares o situaciones donde sabemos que ya no crecemos —una relación que perdió sentido, un trabajo que dejó de inspirarnos, una rutina que ya no nos aporta— porque nos aferramos a lo “bueno conocido”: la compañía, la estabilidad, la seguridad aparente.

Esa sensación de comodidad, aunque parezca protegernos, muchas veces nos detiene. Sin darnos cuenta, el precio de quedarnos es más alto que el de soltar: dejamos de escucharnos, apagamos poco a poco nuestra voz interior y limitamos la posibilidad de abrirnos a una vida más plena y auténtica.


🌟 La valentía de cerrar

Y aquí es donde aparece el verdadero coraje: en reconocer que, aunque duela, aunque el futuro no esté del todo claro, hay puertas que deben cerrarse por respeto y amor propio. Decidir retirarse de un lugar que limita nuestra esencia no es rendirse, es elegirnos.

Cerrar ciclos no siempre significa tener un plan perfecto, sino confiar en la intuición que nos dice que merecemos más armonía, más autenticidad, más libertad. Esa decisión, aunque al principio deje un vacío, con el tiempo nos abre a posibilidades que no habrían llegado de otra manera. Porque cada cierre consciente es también una declaración: “confío en mí, confío en la vida, y me permito avanzar hacia lo que me hará crecer.”


🪞 Vidas que no elegimos: la trampa de la apariencia

Hay muchas personas que, por fuera, parecen llevar una vida “ordenada”: un trabajo estable, una pareja, una casa. Pero por dentro saben que esa vida no les pertenece. Se sienten víctimas de decisiones que tomaron alguna vez —o que nunca tomaron— y ahora viven en una tensión constante entre lo que creen que deben sostener y lo que su corazón realmente anhela.

A veces priorizamos lo cómodo: la seguridad económica, la rutina, la aprobación social. Otras veces ponemos las necesidades ajenas (hijos, familia) por delante de las propias, hasta el punto de olvidar lo que nos hace vibrar. Y sin darnos cuenta, vamos acumulando renuncias silenciosas que nos llevan a vivir en apariencias, mientras por dentro sentimos el peso de no estar en plenitud.


✨ Cuando la vida me enseño a cerrar un ciclo

Quiero compartirte una parte de mi historia, porque sé que puede reflejar lo que muchos hemos sentido alguna vez.

Durante ocho años trabajé en una empresa que valoré profundamente. Me dio estabilidad, aprendizajes y experiencias que hoy agradezco. Siempre procuré dar lo mejor de mí, y sé que si permanecí tanto tiempo fue porque mis aportes tuvieron un peso real.

Sin embargo, con el tiempo empecé a sentir que ese no era el lugar donde podría crecer como lo deseaba. En lugar de expandir mis capacidades, percibí límites que no dependían tanto de mi esfuerzo, sino de la forma en que estaba estructurado el entorno. No se trataba de competir, sino de reconocer que mi camino necesitaba abrirse hacia otro lugar.


Intenté durante mucho tiempo buscar nuevas oportunidades, pero nada se concretaba. Y fue ese deseo silencioso, esa certeza interna de que no era mi sitio definitivo, lo que finalmente permitió que la vida me mostrara la salida. Cerré ese ciclo con nostalgia, porque lo conocido siempre genera apego, pero también con gratitud: entendí que saber cuándo irse, aunque no siempre podamos decidirlo en el momento exacto, es un acto de amor propio.


También he vivido el otro lado: ciclos que supe cerrar con claridad y sin dudar, aunque con tristeza. Lo hice con amor, honrando lo que había significado, y con la certeza de que era el paso necesario para seguir creciendo. Esa experiencia me enseñó que soltar no es negar ni olvidar, sino confiar en que lo nuevo también puede ser bueno, incluso si duele en el inicio.


Hoy comprendo que tanto en lo laboral, como en las relaciones o en las etapas de vida, cerrar ciclos no es rendirse: es confiar en la voz interior que nos invita a avanzar hacia una versión más libre y auténtica de nosotros mismos.


🛠️ Qué hacer si reconoces esto en ti (pequeños pasos)

Si al leer mi experiencia reconoces algo de ti mismo, aquí te comparto pequeños pasos que pueden ayudarte a empezar tu propio proceso de cierre —ya sea en una relación, un trabajo, una etapa de vida o incluso un hábito que ya no suma— con calma y consciencia:


  • Permítete la honestidad: reconoce sin culpa que algo ya no te llena. Nombrarlo es el primer paso para empezar a transformarlo.

  • Evalúa sin dramatizar: haz una lista de lo que suma y lo que resta en esa situación. Puede ser una relación, un trabajo, una rutina o incluso un modo de pensar que ya no te representa.

  • Identifica lo esencial: pregúntate qué necesitarías conservar para seguir adelante (valores, aprendizajes, vínculos) y qué podrías soltar o negociar.

  • Planifica con ternura: no necesitas cambios radicales de un día para otro. Empieza con pequeñas acciones sostenidas: hablar con alguien de confianza, pedir ayuda profesional, cambiar un hábito paso a paso, explorar nuevas opciones mientras sigues cuidando tu presente.

  • Red de cuidado: rodéate de personas que te sostengan. La valentía crece en compañía: un amigo, un grupo de apoyo o incluso un espacio de reflexión compartida puede marcar la diferencia.


🌅 Un nuevo comienzo

Cerrar ciclos duele, pero no nos quita valor: nos devuelve libertad. No siempre hay un plan perfecto, y a veces la decisión nace de una intuición imperfecta. Confiar en ese impulso es honrar la vida que llevas dentro. Cada pequeño paso hacia la coherencia es una semilla que, con el tiempo, transforma no solo tu historia, sino también la de quienes te rodean.

Recuerda: cerrar un ciclo no es fracasar, es elegir con amor propio la vida que mereces.


✨ Mensaje clave: Cerrar un ciclo es abrir la puerta a una versión más auténtica, libre y consciente de nosotros mismos.


💌 Te invito a reflexionar

  • ¿Hay algún ciclo en tu vida —una relación, un hábito, una etapa o una rutina— que sientas que ya cumplió su propósito?

  • ¿Qué pequeños pasos podrías dar hoy para empezar a soltarlo con gratitud?


Puedes llevar estas preguntas a tu diario personal, conversarlas con alguien de confianza o, si lo deseas, compartir tu reflexión en los comentarios. Este espacio está hecho para acompañarnos y recordarnos que no estamos solos en el camino.


Recuerda: cada cierre es también un inicio, y mereces vivir la historia que te haga sentir plena(o).”




 
 
 

Comentarios


Envíame un mensaje y dime lo que piensas

¡Gracias por tu mensaje!

© 2025 Creado por Mia Amor Creativo con Wix.com

bottom of page